São Lourenço do Barrocal / Eduardo Souto de Moura

Curado por ArchDaily

Arquitectos: Eduardo Souto de Moura; Eduardo Souto de Moura
Área: 13524 m²
Año: 2016
Fotografías:Nelson Garrido

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Monte tiene un núcleo caracterizado por 7 edificios implantados a lo largo de una calle central, que define dos conjuntos principales (Norte y Sur). El complejo Norte, con una superficie de 4.144 m², consta de 2 edificios: el antiguo edificio industrial y de oficina y el almacén de las herramientas agrícolas. El complejo Sur consta de 5 edificios: la casa principal, los pabellones agrícolas, la pajarera, la perrera y la porqueriza, con una superficie de 3.810 m². Más al sur, la zona de huerta de 20.333 m², incluyendo la antigua casa de la huerta, con una superficie de 34 m², y la piscina al aire libre que mantiene un firme asimiento sobre un afloramiento de granito (barrocal).

"Lo primero que me llamó la atención en cuanto llegué fue el ambiente de esta propiedad, que es difícil de encontrar. Todo el mundo sabe que el Alentejo es muy bonito, pero no esperaba tener una herencia prehistórica como esta.

Luego había otros dos factores que también fueron una sorpresa, y fue respecto a las vistas. Lo que es inusual en Alentejo es tener agua en el borde de la propiedad, la famosa presa de Alqueva y las vistas de Monsaraz que son preciosas desde el exterior. La segunda pregunta fue la naturaleza urbana de este monte. Esto no es sólo una casa. Esto es verdaderamente un mini-universo, un pueblo. Tiene su propia jerarquía: una calle, una plaza, dependencias, claustros. Esto es lo que rara vez encontramos en tan buenas condiciones.

Veo las cosas no por su valor como tal, sino siempre desde el punto de vista de cómo manejarlas. Es decir, ¿qué debo hacer aquí? Todo el mundo sabe que cada desarrollo histórico es único, y Barrocal es un proyecto difícil pero muy interesante porque estamos trabajando en el filo de la navaja. Si vamos demasiado lejos, lo estropearemos, y si no hacemos lo suficiente, no funcionará.

La cuestión principal aquí es partir de una posición teóricamente muy interesante pero realmente muy peligrosa en la práctica, pero es la única manera. La única manera de preservar el patrimonio es vivir con él y usarlo, incluso si está dañado en algunos lugares. Porque sólo la vida cotidiana la transforma en algo natural y le da patrimonio.

Lo que es fascinante aquí es el cambio en el uso. Un edificio podría ser creado para un propósito particular, y luego evolucionar para satisfacer diferentes necesidades contemporáneas. Hay un proceso que es muy absorbente descubrir, por ejemplo, cómo una prensa de aceite de oliva puede convertirse en un lugar para una sala de estar con un bar, cómo las dependencias agrícolas pueden convertirse en casas, y cómo un establo se puede convertir en un restaurante. Este cambio en el uso no necesita prácticamente ninguna intervención. El reto es cómo responderá la arquitectura.

Creo que la primera impresión de la gente será que se sienten como en casa, incluso si han venido sólo para relajarse. Uno va a leer, otro va a escribir una tesis, otro está aquí para unas vacaciones. La gente se topará el uno con el otro y se irán a comprar pan o papel o saldrán a cenar. Se encontrarán con el otro y después de unos días habrá una conexión. Creo que es importante formar una especie de comunidad. Pero una comunidad fugaz, porque así se ha diseñado. Excepto que la gente habrá cambiado. Ya no serán los obreros, serán estas personas extraídas de mucho más allá del monte ".